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perroscalientes

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El paseo III

Mirando el horizonte a semejante lejanía, no nos quedaba mas que ponerle el pecho a las balas y caminar por sobre nuestros pasos nuevamente aquellas “fucking” cuadras...Así medio rezongando, medio divagando e imaginando todo lo que podríamos haber hecho con esos bombones, si no fuera por el robusto, llegamos a Santa Fe y Callao. Apenas terminamos de cruzar la Av Callao, caminamos unos pasos y escuchamos que alguien nos chista. Con una mezcla de ansiedad y temor nos miramos de reojo, y se nos iluminó en la mirada la esperanza de comenzar el domingo de otra manera...Parecía que la noche nos daba otra oportunidad...Je! Ambos nos dimos vuelta al unísono, miramos para todos lados, y las calles estaban desiertas, solo había un hombre medio panzón en la parte trasera de una taxi, que había quedado casi en medio de Callao. Nos volvimos a mirar perplejos... Si!! El que nos había chistado era el taxista...Y no precisamente para tener sexo de a tres, sino.....PARA QUE LE EMPUJEMOS EL TAXI!!!!...Obvio que lo hicimos, no había nadie mas en 100 mts a la redonda...Cuando nos apoyamos en la parte trasera para empujar, nos volvimos a mirar y nos cagamos de risa de nuestra lamentable noche de sábado y mañana del domingo...
Al fin el taxi arrancó, el tipo nos saludo por la ventanilla, y se perdió calles abajo, y nosotros aún sin poder creer nuestro poder de seducción aquella madrugada y aún observando que nos faltaban muchas cuadras por desasnar en el camino, nos fuimos silbando bajito y riéndonos un poco mas fuerte de lo que pisábamos, haciéndole digna competencia a los pájaros que comenzaban a asomar al domingo, mientras el Clarín ya estaba a la venta y los porteros terminaban de baldear las veredas.
                                Fin.

El paseo II

Aceleramos el paso para que el auto no nos perdiera de vista ( o mejor dicho sus ocupantes)...Así, antes de llegar a la esquina el auto doblo raudo y tomo la avenida en sentido contrario al nuestro. Una 30 mts mas adelante detuvo su marcha y el brazo del conductor salió por la ventanilla y nos hacía señas para que fueramos hacia el vehículo. A esa altura, yo ya estaba parado en medio de la avenida (una manito en la cintura y la otra en alto) diciéndole que viniera él. La puerta del automóvil se abre, el chico baja y a medida que se aproxima al trote, me di cuenta que no estaba bueno...estaba BUENÍSIMO!!...Una mini conversación nos llevo a su invitación de subir con el al auto, a lo que yo dije:
-         Pero estamos impares, ustedes son tres y nosotros dos.
-         Ah, no hay problema a uno de ellos lo estamos llevando a su casa ya...
Mi amigo PG inmediatamente preguntó (la respuesta decidiría su propio futuro más próximo dentro de ese auto) Pero, el que se baja....es...es el más robusto? (sinónimo de gordo, en este caso, que era el muchachote que iba de acompañante y no nos cuadraba a ninguno de los dos...)
El muchacho conductor, rubio, divino, con mucho morbo en su cara, en su boca, en sus ojo azules, en esas piernas contorneadas que quedaban tan bien dentro de ese jean azul...Ups, perdón me deje llevar!..Volviendo, el pibe este asintió que el robusto sería el que se bajaría a unas pocas cuadras de allí.
Así el amanecer nos encontró subiendo al auto...al diminuto auto (ahí entendí por que el gordito iba adelante). Los dos atrás junto al tercer ocupante del móvil, rubiecito, muy lindo también, que era el que le gustaba a PG...Yo me quedaba con el conductor, que era con el cual parecía haberse cruzado la onda desde el primer cruce de miradas. Y de ahí en más todo sería fantástico...Bebíamos cerveza con el rubio de atrás, yo me frecuentaba miraditas por el espejo retrovisor con el conductor, mientras íbamos en dirección seudo recta (dado el efecto heineken en sus reflejos) por la avenida, hacia el lado de donde nosotros habíamos venido...Giramos en una esquina, luego volvimos a girar en la otra y así hasta alcanzar la avenida nuevamente. Mientras intentaban saber si existía la posibilidad de hacerse de mas cerveza, claro está, con nuestro dinero...
Mientras, el gordito...el gordito nunca se bajó del auto...Seguimos siendo cinco por varias cuadras, hasta que viendo que no nos sacarían un peso ni aunque nos dieran vuelta decidieron bajarnos del auto...Justo en la esquina donde habíamos empezado la caminata esa madrugada, a escasas dos cuadras del boliche...¡Y yo seguía con mis botas pintadas en los pies!!!!...
Nos miramos con resignación, y comenzamos a caminar en silencio fantaseando todo lo que hubiéramos podido hacer con esos rubios, sino fuera por el gordo que nunca se bajó del auto... Las cuadras se volvían sobre nosotros con la misma lentitud que el sol se tomaba para despertarse sobre la ciudad...Pero aún nuestro periplo no había terminado....
(continuará)

El paseo I

Cool5.30am....

Salida del boliche céntrico. Veníamos locos de bailotear, de rozar y de apretar, pero no habíamos conseguido llevarnos nada a casa. El sol iba saliendo afuera, y nosotros, mi amigo PG y yo salíamos de adentro...Era otoño, (yo botas texanas – no es un detalle menor – téngalo en cuenta)...mañana agradable, pero había que caminar y mucho para llegar a nuestros respectivos hogares.

Comenzamos la caminata por la avenida (muy transitada a esa hora), lamentándonos de no avanzar a aquel pibe que nos miraba en el boliche, o de no haber invitado a ese otro a tener sexo oral aunque sea en un oscuro rincón de la pista, mientras... las cuadras iban pasando. En una esquina dos chicos se detienen y nos miran...Nosotros avanzamos un par de metros mas y decidimos quedarnos a ver que pasaba, advertencia mía de por medio (que ya bastante me dolían las patas con esas botas!! ) “Cuento hasta diez, sino avanzan nos vamos a la mierda”...6, 7, 8, 9...no avanzaron...10, Nos fuimos!
Seguimos caminando unas cuadra mas, el sol seguía ascendiendo y nosotros arrastrando los pies sobre las baldosas, dejando atrás la mirada de los porteros que baldeaban la vereda, del tráfico que se hacía cada vez más nutrido, y de las viejecitas que salían a comprar el diario Clarín con la revista de los domingos...je!
Dos cuadras después de aquellos diez segundos de espera inútil, un auto rojo con tres ocupantes masculinos (dos muy lindos – el otro no) tocan bocina y miran...Nosotros miramos y detuvimos un instante la marcha para darnos cuenta que el auto dobló en la esquina que habíamos dejado atrás, para retomar la calle paralela a la avenida y (supusimos) encontrarse con nosotros de frente nuevamente, un par de calles después.
Decidimos apurar el paso, (con que facilidad se me pasó el dolor en las piernas...!!!), para tratar de alcanzar aquel auto y tener nuestra mañana ideal...LaughingNuestra suerte estaba a punto de cambiar!...
   (continuará)